«Es la llamada telefónica que, por seguro, enfriará la sangre de cualquier entrenador en los días posteriores a una victoria:‘ Se ha detectado una sustancia prohibida; tu caballo ha sido descalificado «.
Es un golpe devastador. La recompensa por toda la sangre, el sudor y las lágrimas que condujeron a una victoria en la carrera es arrebatada para ser reemplazada por preguntas, a saber, «cómo» y «cuándo».
Esta es la introducción al artículo publicado en el último número de la revista Trainer «Terapia de radiofrecuencia, utilizada para reducir el dolor, controlar la inflamación, ayudar a la reparación de los tejidos y reducir el espasmo muscular» (Título original: Radiofrequency therapy – used for reducing pain – managing inflammation – aiding tissue repair – reducing muscle spasm)
El entrenador Martin Keighley, en 2016, sufrió la peor pesadilla que un entrenador puede tener cuando una prueba en Any Currency reveló rastros de acetónido de triamcinolona (TCA), después de ganar una carrera. Esta experiencia hizo que Keighley fuera aún más cauteloso sobre el uso de medicamentos y, con la ayuda de su fisioterapeuta animal, Hannah Ashton, encontraron la manera de reducir drásticamente la necesidad de medicar a sus caballos. La respuesta: Radiofrecuencia.
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